Entre amigos, un notario y dos testigos; y entre hermanos, cuatro testigos y dos notarios.
De todos son conocidas las rencillas que se originan entre parientes por motivos de herencia y reparto de bienes, así como la buena voluntad de unos es aprovechada a veces por los otros en provecho propio. El refrán aconseja atar bien los cabos que sean necesarios y desconfiar en cierto modo, tanto de amigos como de parientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario