domingo, 6 de mayo de 2012

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"Ni se arrienda ni se vende, y si se vende, se arrienda", el demonio que lo entienda.
Juego de palabras de difícil explicación. Aplicado a la mujer, expresa que ésta no debe ni vender ni arrendar su cuerpo; ahora bien, cuando lo vende a uno casándose por dinero o posición, lo más seguro es que se arriende al primero que llegue. O al primero y al segundo.

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